Como era previsible, el cambio climático –una evidencia científica que muchos todavía discuten– ya pasa factura al turismo, que es el principal motor económico en Baleares. Turoperadores de Alemania y Reino Unido han alertado al Govern de que se están registrando cancelaciones y fugas de reservas por las olas de calor que sufren las islas en verano, especialmente en los meses de julio y agosto. Los afectados buscan destinos más frescos, sobre todo en el Norte de Europa, tras algunas experiencias poco agradables a consecuencia de los más de 35 grados que se alcanzan en el archipiélago en temporada alta.