La Navidad siempre ha sido territorio natural de Ágatha Ruiz de la Prada . No solo por el color, la fantasía y cierta alegría infantil que atraviesan todo lo que toca, sino porque es precisamente en estas fechas cuando su universo cobra más sentido que nunca . Y este año, además, la diseñadora tiene un motivo especial para brindar: la presentación del nuevo diseño de Fiat firmado por ella y la consolidación de su nueva tienda-estudio en la calle Villanueva 5 de Madrid, un espacio que define como «un sueño cumplido». «Yo llevo cinco o seis años siendo la imagen de Fiat y me encanta, porque es una marca que se corresponde muchísimo con lo que yo pienso», explica Ágatha, entusiasmada. Como buena conocedora del mito, no oculta su fascinación por la saga Agnelli . «Hay una cosa importantísima, y es toda la imagen de la familia Agnelli, que le da un morbo increíble a la marca», confiesa entre risas. Y añade, casi con nostalgia: «Una de las grandes rabias de mi vida es no haber conocido al 'Avvocato'. Estaba platónicamente enamorada de él, como todas ». Sí conoció, en cambio, a Cesare Romiti, su mano derecha. «Ir con Romiti era otra categoría. Era el tío más inteligente, más poderoso, más maravilloso». Su nueva tienda es mucho más que una boutique. «Esto funciona desde las seis y media de la mañana hasta las ocho y media de la noche. Antes iba a mi tienda de Serrano dos o tres veces al mes; aquí vengo catorce veces al día», cuenta divertida. Abajo, el taller; arriba, la tienda; todo junto. «Tener el taller debajo es volver a mis principios. El contacto con la gente, con el trabajo real. A mi edad, busco comodidad… y trabajar más» , dice, alejando cualquier idea de retiro. Esa hiperactividad forma parte de su naturaleza. «No paro ni un minuto», reconoce. Entre desfiles, exposiciones, viajes y nuevos proyectos, su agenda es una coreografía imposible. «Si me relajo, me pongo nerviosísima. Todo esto es una excusa para estar siempre contenta», resume. Las Navidades, sin embargo, son una pausa obligatoria. «Para mí es lo más importante del año, más que mi cumpleaños», confiesa. «El 24 y el 25 son sagrados y los paso en familia. También le doy mucha importancia a fin de año, aunque este todavía no lo tengo cerrado». Este año hay una pequeña espinita: su nieta no ha podido pasar estas fechas con ella porque estaba con los abuelos maternos. «Me da mucha pena, pero también te digo que es un terremoto» , comenta entre carcajadas. «Es guapísima, extraordinaria… y un poco terrorista». Pensar en los regalos de Reyes es abrir todo un catálogo. «Mis cosas son muy regalables», afirma con naturalidad. Libros, perfumes, aceites, dibujos, pequeños objetos de diseño. «Yo siempre llevo regalo cuando voy a una casa. Ahora ya me he organizado bien y los tengo preparados en la entrada: cojo uno y salgo». Y es que la diseñadora se ha propuesto agathizar el mundo. «Hemos hecho de todo: juguetes, cascos, chocolates que están por todas partes, aceite, carritos de la compra que van como un tiro, ropa para perros. Hemos hecho caviar, productos de limpieza que me tienen enloquecida; ahora vamos a hacer un vino, al que le hemos diseñado la etiqueta. Hemos hecho unas alpargatas maravillosas. He hecho enchufes, tumbas, puertas blindadas… y ahora estoy haciendo un café con Juan Valdés completamente agatizado. Yo creo que hay muy pocos diseñadores en el mundo, quitando a Pierre Cardin, que hayan hecho más cosas que yo ». Cuando se le pregunta por el amor, esquiva el dramatismo con elegancia. «Estoy un poco menos abierta que antes, la verdad», admite. «Pero tampoco me pasa nada por estar tranquilita. Si tuviera 25 años estaría preocupada; a mi edad, no ». No resulta fácil encontrar pareja siendo tan conocida y nunca ha recurrido a aplicaciones. «No las he usado nunca, pero una de las cosas más divertidas que hice fue ser la imagen de una red para ligar para mayores de 25 a 55 años», recuerda entre risas. «No llegué a conocer a nadie porque no me dio tiempo. Tengo una amiga que dice que eso es un trabajo morrocotudo, porque quedas con alguien que es un horror y casi quieres salir corriendo . Además, en lo mío es complicado porque la gente me conoce. Pero fue divertidísimo: me lo propusieron y dije que sí encantada. Luego intentamos hacer un pequeño cribado en el estudio, pero no hubo tiempo». Su vida sigue transcurriendo entre maletas, aeropuertos y desfiles. «Hace dos días me estaba bañando en el Caribe y mañana me levanto a las tres y media para coger un avión», dice como quien comenta el tiempo. «Solo organizar la maleta ya es casi un trabajo». A las puertas de un nuevo año, Ágatha pide a lo grande. «Yo siempre pido cosas grandes», confiesa. Seguir creando, seguir trabajando y seguir cerca de su gente y de su mundo.