En la llegada al infierno de Woody Allen en ‘Desmontando a Harry’, la voz automática del ascensor enumera a los inquilinos de cada planta: carteristas de metro, críticos literarios, abogados que salen por televisión o criminales de guerra evadidos ocupan su lugar correspondiente una vez que, siguiendo la evolución que se marcó en el ‘Apocalipsis’, los dispuestos a hacer el mal comenzaron a perfilar con detalles específicos la generalización que englobaba a «los perros, los que practican las artes mágicas, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira». Es decir, los que quedarán fuera del reino de los cielos y que, en el caso de los últimos, han servido a Adriana Murad Konings (Madrid, 1997) para dar nombre a su nueva novela.