El pollo Mike es la prueba científica de que se puede seguir corriendo durante mucho tiempo sin tener una cabeza visible. Sobrevivió 18 meses decapitado porque el hachazo que le propinó su dueño dejó intacto el tronco encefálico y no le alcanzó la yugular; caminaba y se mantenía erguido, e incluso hacía el amago de picotear, pero todo era un acto reflejo.