Sobrevive a los excesos de Navidad: la guía definitiva para una digestión sin dramas

La Navidad trae consigo una época de celebraciones, reuniones familiares y, con frecuencia, excesos gastronómicos que ponen a prueba el sistema digestivo. Los dulces, las grasas y los brindis pueden derivar en molestias como ardor, reflujo, sensación de quemazón en el pecho o un sabor amargo en la garganta, convirtiendo acciones tan simples como inclinarse o acostarse en un desafío. Sin embargo, es posible disfrutar de los placeres de la mesa navideña sin sufrir las consecuencias. Aplicar una serie de hábitos sencillos puede marcar la diferencia para mantener a raya la pesadez y las molestias digestivas durante estas fechas tan señaladas. Uno de los primeros consejos es comer despacio. La rapidez al ingerir alimentos impide que el cerebro reciba a tiempo las señales de saciedad, lo que conduce a comer en exceso. Tomarse el tiempo para masticar bien cada bocado no solo ayuda a sentirse lleno antes, sino que también facilita notablemente la digestión. Aunque los dulces son protagonistas, es fundamental moderar su consumo. Un exceso de turrones, mazapanes o polvorones puede generar gases y pesadez, por lo que se recomienda disfrutarlos en pequeñas cantidades para evitar sobrecargar el estómago. La hidratación es un pilar fundamental para el bienestar digestivo. Beber agua y tisanas a lo largo del día ayuda a que el organismo funcione correctamente. Por el contrario, se aconseja evitar los refrescos azucarados con gas y las bebidas a temperaturas extremas, ya sean muy calientes o muy frías, pues pueden irritar el estómago y provocar acidez. El método de cocción también influye. Preparaciones más ligeras como a la plancha, al horno o hervidas son preferibles frente a las frituras y las salsas pesadas, que ralentizan la digestión. Incluir frutas y verduras en las comidas aporta fibra y agua, nutrientes esenciales para equilibrar los menús más copiosos. Mantenerse activo es otro gran aliado. No es necesario realizar un ejercicio intenso; un paseo después de la comida, unos estiramientos suaves o incluso bailar ayudan a estimular el aparato digestivo. Si el cuerpo se mueve, la digestión se vuelve más fluida y se previene la sensación de hinchazón. Si el ardor o la pesadez ya han aparecido, algunas infusiones pueden ser de gran ayuda. La menta poleo, la manzanilla o el té de jengibre son conocidas por sus propiedades digestivas y su capacidad para aliviar la acidez de forma natural, convirtiéndose en un remedio eficaz para los días de excesos. En definitiva, la clave reside en el equilibrio. Disfrutar, reír, comer bien, hidratarse y moverse son las herramientas para vivir unas fiestas sin dramas digestivos. Con estos trucos es posible saborear las reuniones familiares sin arrepentimientos, porque, como recuerda el espíritu de estas fechas, “la Navidad no está para sufrir… ¡está para disfrutar!”.