Máximo histórico del águila imperial en Castilla y León, que ya está en 191 localizaciones

El águila imperial se extiende por Castilla y León. Esta especie, considerada como una de las más vulnerables, alza el vuelo en la Comunidad y ya se encuentra en 191 territorios localizados . Sobre todo en Segovia (59), Ávila (47), Valladolid (40), Burgos (14), Zamora (14), Salamanca (12) y Palencia (5). Así lo ha dado a conocer la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, que ha explicado en un comunicado que son datos relativos a 2024 suponen un «máximo histórico» de esta majestuosa ave en la Comunidad. De registrar su mínimo, con 16 parejas entre los años 1997 y 1999 , ha ido incrementando poco a poco su presencia en Castilla y León, Así, en 2005 ya podía contemplarse en 29 territorios; 45 en 2010 y 68 en 2015, superando el centenar de localizaciones a partir del año 2019. El águila imperial «es una de las especies de Castilla y León con un seguimiento más exhaustivo desde hace décadas», han explicado desde del departamento dirigido por Juan Carlos Suárez-Quiñones. Los primeros datos sobre el tamaño de su población se obtuvieron a comienzos de los 80 y, desde finales de esa misma década, se realiza «un seguimiento completo y anual en todos los territorios de la Comunidad». Los datos sobre el censo conocidos este sábado pertenecen al Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León. La «tendencia positiva» de la población es fruto, según las mismas fuentes, de la «efectividad de las diferentes medidas de gestión y conservación adoptadas», como la alimentación suplementaria en determinados territorios; «la monitorización y corrección de la mortalidad provocada por colisiones y electrocuciones en tendidos eléctricos» y la aplicación de prácticas de gestión forestal sostenible a través de instrumentos de planificación y ordenación forestal en montes públicos y privados. Por otro lado, también ha influido la recuperación, en extensión y abundancia, de las poblaciones de conejo silvestre en determinadas áreas de la cuenca del Duero. Estas actuaciones comenzaron a finales de la década de los 90 y se potenciaron desde el año 2003, cuando la Junta de Castilla y León aprobó el primer Plan de Recuperación del Águila Imperial Ibérica . En dicha estrategia se definieron como áreas críticas aquellas zonas de especial importancia para la nidificación y la alimentación de la especie, cuya designación debía realizarse dentro de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). En total se establecieron 24 áreas críticas ubicadas en 11 ZEPA de las provincias de Ávila y Segovia (Pinares de Peguerinos, Pinares del Bajo Alberche, Cerro Guisando, Valle de Iruelas, Valle del Tiétar, Dehesas del Río Gamo y el Margañán, Encinares de la Sierra de Ávila, Encinares de los Ríos Adaja y Voltoya, Sierra de Guadarrama, Campo Azálvaro-Pinares de Peguerinos y Voltoya y del Zorita). No obstante, en 2024 únicamente el 11,5 por ciento de los territorios de nidificación (22 en cifras absolutas) se localizaban dentro de las áreas críticas definidas en 2003 como consecuencia de la expansión del área de distribución de la especie. «Este hecho pone de manifiesto la necesidad de revisar y actualizar tanto estas zonas como los criterios empleados para su designación», han indicado. Otros espacios se han mostrado igualmente eficaces como herramientas de protección para la especie. En 2024, aproximadamente el 54 por ciento de los territorios identificados se localizaron en ZEPA, en ZEC, en montes gestionados por la Junta de Castilla y León o en montes con instrumentos de planificación forestal en vigor. En concreto, de los 191 territorios localizados ese año, alrededor del 25 por ciento se localizaron en montes gestionados por la Junta de Castilla y León o en montes con instrumentos de planificación forestal vigente, y 60 territorios se ubicaron en alguna Zona de Especial Protección para la Aves. En relación con el sustrato de nidificación, en los 152 territorios en los que se pudo caracterizar este parámetro en 2024, aproximadamente el 65 por ciento de los nidos se localizaron sobre distintas especies del género Pinus, seguidas, en menor medida, por especies del género Populus (28 %). «Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de aplicar criterios homogéneos de gestión forestal sostenible, a través de los instrumentos de planificación y ordenación forestal, tanto en montes públicos como privados», han concluido.