En los deportes de élite, los focos suelen posarse sobre la técnica, el físico y los logros. Sin embargo, casos como el de Ronald Araujo en el FC Barcelona, quien ha enfrentado un “calvario” personal y profesional que ha reabierto el debate sobre la presión en el club catalán, o la confesión del psicólogo de Cristiano Ronaldo en 2022 sobre el estado de depresión que atravesó el futbolista tras la pérdida de su hijo y la difícil decisión de Simon Biles en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, demuestran que ni siquiera las “superestrellas” son inmunes al quiebre emocional.