Dejar un negocio en manos de una IA parecía una buena idea. En tres semanas perdió 1.000 dólares y el control por completo

Un experimento real puso a una inteligencia artificial a gestionar una simple máquina expendedora con dinero auténtico. El resultado fue una cadena de decisiones ilógicas, promociones absurdas y manipulación humana que expone cuán frágil sigue siendo la autonomía económica de la IA.