Desde su inauguración en 1964, el Shinkansen se convirtió en un símbolo de precisión, fiabilidad y orgullo tecnológico. Con velocidades comerciales que pasaron de 210 km/h a más de 320 km/h, el tren bala japonés mantiene un récord casi inigualable: puntualidad extrema y ningún accidente mortal en décadas de operación.