"En mi curso me encontré a un chico de unos 40 años de Barcelona que no había cogido un avión en su vida. Lloraba como una magdalena por su primer vuelo". El mallorquín Amador Chacón ha sido alumno de uno de los cursos que se imparten en Perdiendo el miedo a volar. Lo hizo en noviembre. Su caso, relata, era de los "leves" en comparación con el resto de participantes que siguieron la formación en Barcelona el pasado noviembre. "Vi gente con problemas severos con mucha ansiedad. En mi caso era por el tema del clima, las turbulencias, la mecánica del avión. Sobre todo era la seguridad. No tenía ansiedad por subirme al avión sino miedo a que pasara algo". Este vecino de Pollença por fin decidió dar el paso de afrontar su temor y hacer terapia. "Lo hice porque ya estaba condicionando a mi familia". Aparte de que en los viajes familiares desde hace años lo que prima es el coche, con las limitaciones que supone viviendo en Mallorca, su hijo menor ya empezaba a replicar su aerofobia.