California retiró la demanda para recuperar los fondos federales del tren bala tras concluir que, bajo la administración de Donald Trump, Washington dejó de ser un socio confiable, y decidió apostar en cambio por financiamiento estatal vía cap-and-trade, capital privado y una estrategia de largo plazo para mantener vivo el proyecto que podría transformar la movilidad —y la calidad del aire— en las comunidades latinas del estado.