Que el Tren Celta no ha sido capaz de canalizar la alta movilidad en la Eurorregión entre Galicia y Portugal no es ningún secreto. El convoy que emplea 150 minutos entre Vigo y Oporto ha acabado claudicando ante el transporte por carretera, lo que le ha llevado a sumar paradas en Redondela, O Porriño y Tui para maximizar su servicio. Sin embargo, una vez captado el grueso del negocio, el autobús ha comenzado a aplicar medidas más propias de un monopolio.