Amenazas de «grupos de narcotraficantes que reclutan jóvenes para sus crímenes» , extorsiones de «unas mafias encubiertas a través de los sindicatos de trabajadores», intentos de homicidio «con arma blanca», miedo a «ser perseguido»... Son muchos los argumentos que esgrimen los ciudadanos extranjeros que buscan la condición de refugiado o asilo en el país como paso previo a la residencia, y a pesar de este sentimiento de temor, su petición inicial en la Brigada Provincial de Extranjería de la Comisaría de Vigo termina en la inmensa mayoría de los casos rechazada primero por la Subdelegación del Gobierno y, en segunda instancia, por los tribunales. Los magistrados tachan sus inquietudes de «delincuencia común».