Karl Jaspers hablaba de la aceleración de la historia. Los acontecimientos se precipitan, se suceden de forma vertiginosa. Lo que era noticia ayer queda sepultado en el tiempo con una rapidez asombrosa. Por eso puede parecer que traer a colación la sentencia del Tribunal Supremo sobre la filtración del fiscal general del Estado es retroceder a un pasado remoto y sin interés para el presente. Sin embargo, creo que se trata de un hecho que tiene actualidad y que tendrá futuro. Estoy seguro de que las cosas no van a quedar así. Tenemos que clamar por la justicia.