El instrumento para fijar el rumbo del urbanismo de la urbe hasta mediados de siglo, aproximadamente, se renovó a finales de agosto con la entrada en vigor de la revisión del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM). Reemplazó al de 1993, que tuvo que salir del cajón en 2015 tras años acumulando polvo debido a la anulación del documento de 2008 por parte del Tribunal Supremo, un varapalo judicial que causó un shock del que la ciudad comienza aún ahora a recuperarse. Estuvo apoyada en este periodo por el Instrumento de Ordenación Provisional (IOP) y mecanismos extraordinarios, como la denominada «Ley Vigo».