Ni santos ni inocentes

Los encuentros convocados por los partidos políticos con el pretexto de la Navidad son en realidad mítines radicalmente opuestos al llamado espíritu navideño que, según una aplicación de inteligencia artificial, suele describir un estado de ánimo de mayor alegría, nostalgia, unión y ganas de ayudar a los demás, dicho sea con el respeto a quienes fundadamente puedan dudar de su existencia. En las cenas de Navidad de los partidos se busca la confrontación con el adversario, transformado en enemigo por la polarización azuzada desde la política, y la terminología adquiere en algunos momentos caracteres casi bélicos.