Se nos va un año y llega uno nuevo. Doce meses de término tiene marcados, y hará de nosotros lo que le plazca. A unos dará odio, y a otros amor. A unos, esperanza; a otros, desaliento. Repartirá a voleo gloria y miserias, bienes y males; la salud y la muerte. Y su capricho será tanto más cruel, de forma implacable, en las cosas menudas de nuestra existencia individual: en las canas, la calvicie, en el color de las mejillas y de las modas, en el fruncido de las arrugas alrededor de los párpados; en la pesadumbre de nuestros miembros, en la ligereza de nuestros sueños… Todo en la tierra sufrirá transformaciones, pero un Año Nuevo que se inicia con resaca, está obligado a lanzar al espacio sus radiantes volutas de promesas.