El alcalde de un municipio de la llanura oriental recibe amenazas telefónicas, visitas a su domicilio y descubre a sus vacas abatidas por varios disparos en la cabeza. El dueño de un bar del centro de Ajaccio ve llegar a tres desconocidos que vienen a “instalar máquinas tragaperras” en el sótano de su local y acaba escribiendo en la entrada: “Bar en venta por extorsión”. Una mujer víctima de intimidación tras un simple conflicto con sus vecinos. Son historias particulares , recopiladas por el periodista Jean-Michel Verne en el libro Résister en Corse (Resistir en Córcega, edit. Robert Laffont, 2021), pero hay cientos de casos más . En conjunto, dibujan un panorama insular muy alejado de las postales y las novelas sobre la mafia. Un panorama desgraciadamente habitual , en el que la vida cotidiana de decenas de miles de personas se ve lastrada por “el insoportable peso de lo que hay que llamar el ‘dominio mafioso’, con su corolario, la famosa omertà”. “Se descubre el fenómeno por lo que está pasando en Marsella [donde el hermano pequeño del activista Amine Kessaci fue asesinado a tiros el 13 de noviembre , ndr], pero aquí lleva años ocurriendo...”, afirma David Brugioni, exalcalde de Centuri y referente de la asociación Anticor en Córcega. “El sistema mafioso corrompe la vida de la gente aquí”, confirma Léo Battesti, cofundador del colectivo Maffia Nò, a Vita Ié (No a la mafia, sí a la vida). “Nos enfrentamos a una lacra de la que podemos curarnos colectivamente”. Una docena de asociaciones se han coordinado este año para unir sus fuerzas . Entre ellas se encuentran el colectivo Massimu Susini, que lleva el nombre de un joven comprometido con la lucha contra el tráfico de drogas, asesinado en septiembre de 2019; el sindicato agrícola Via Campagnola, cuyo líder, Pierre Alessandri, conocido por su compromiso contra el fraude en las ayudas agrícolas , fue asesinado con dos tiros por la espalda en marzo de 2025 ; o la asociación de defensa del medio ambiente U Levante. Creada en septiembre, la coordinación organizó dos meses más tarde unas manifestaciones en Ajaccio y Bastia para expresar la “necesidad de justicia y seguridad”. El 15 de noviembre, entre 1.800 y 3.000 personas se manifestaron bajo el lema Assassini, maffiosi, fora (Asesinos, mafiosos, fuera). Varios políticos de todos los partidos se unieron a las manifestaciones, entre ellos Gilles Simeoni, presidente autonomista del Consejo Ejecutivo de Córcega, pero otros brillaron por su ausencia. Aunque algunos han destacado la debilidad de esta movilización en una isla de 360.000 habitantes, el simple hecho de ver a tanta gente salir a la calle para denunciar abiertamente el dominio de la mafia ya es, en sí mismo, una proeza . “¡Es un éxito, teniendo en cuenta la presión y las intimidaciones!”, afirma todo contento David Brugioni. “Es el comienzo de la lucha, hay que tejer los hilos de la conciencia. Será largo, pero soy optimista”, añade Séverin Medori, alcalde autonomista de Linguizzetta. El edil de este municipio rural se dio a conocer en 2015 cuando denunció públicamente los vínculos ocultos entre la política, el bandolerismo y el afán de lucro. Fueron sus vacas las que murieron de varios disparos en la cabeza. Entonces decidió romper el silencio y presentar una denuncia, algo muy poco habitual en la isla. “Hablar ha sido la mejor defensa”, confiesa a Mediapart, aunque reconoce que “a veces hay cosas que no se pueden decir”. Séverin Medori, candidato a la reelección en marzo de 2026, sigue apoyando la lucha contra la mafia, pero no tiene intención de convertirla en tema de campaña. “Quiero que se me reconozca por lo que he hecho como alcalde”, explica. Al igual que él, todas las personas entrevistadas por Mediapart , ya sean cargos electos o miembros de la coordinación, coinciden en este punto: por mucho que la influencia de la mafia afecte a la vida cotidiana de los corsos, esta cuestión seguramente no tendrá repercusión en las elecciones municipales. “La lucha contra la mafia no va a influir en absoluto en las elecciones municipales”, afirma Jean-Toussaint Plasenzotti, del colectivo Massimu Susini. “Por varias razones, la más importante de las cuales es que no tiene los medios y, por lo tanto, tampoco la voluntad. La antimafia es una idea que atraviesa la sociedad corsa sin distinción de partidos ”. “No queremos intervenir en el ámbito político porque no queremos elegir entre uno u otro”, añade Dominique Yvon, miembro fundador de la Plataforma Ciudadana de Córcega. Léo Battesti, del colectivo Maffia Nò, a Vita Ié , tampoco se imagina “que haya muchos que hagan de la lucha antimafia un tema de campaña”. “Están atrapados en un sistema en el que todo está distorsionado”, dice el exlíder del Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC). “Aislarse es peligroso.” Para muchos, el ámbito municipal se percibe más bien como el primer nivel de gestión de los asuntos corrientes. Por lo tanto, hay que mirar más arriba, hacia la administración regional y el Estado. Tras solo seis años de lucha, las asociaciones están satisfechas con los avances que ya han conseguido . Mencionan, en particular, la votación unánime, el 28 de febrero de 2025 en la Asamblea de Córcega, de una deliberación contra las “prácticas mafiosas”, comprometiéndose a “considerar el rechazo de estas prácticas [...] como una prioridad de la acción pública de la colectividad de Córcega”. A continuación, se creó una comisión de lucha contra la mafia, compuesta por representantes locales y miembros de la sociedad civil. Gilles Simeoni también celebra esos avances. “Es una iniciativa única en Europa”, subraya el presidente del Consejo Ejecutivo de Córcega a Mediapart, al tiempo que menciona su “compromiso político, institucional y personal” con este “importante reto social”. “Hay múltiples formas de presión en el día a día”, añade. “Las derivas mafiosas son peligrosas para el funcionamiento de la sociedad. Se percibe una gran inquietud, la gente pide garantías, perspectivas, y hay que dar una respuesta”. Gilles Simeoni, candidato a la alcaldía de Bastia, no cree que la lucha contra la mafia vaya a ocupar un lugar central en los debates municipales : “Evidentemente, se abordará en relación con la cuestión de la transparencia, las normas de contratación pública o el urbanismo, pero no creo que constituya un programa en sí mismo”, afirma. “Todos los programas mencionarán la transparencia en la contratación pública, pero no irán más allá”, coincide el diputado de Horizontes Laurent Marcangeli, exalcalde de Ajaccio y exministro. Dominique Yvon, de la Plataforma Ciudadana de Córcega , también considera “absolutamente imposible que un candidato haga de la lucha contra la mafia su prioridad”. “No se ha medido el mitridatismo de la sociedad con respecto al sistema mafioso”, añade, aunque se alegra de que los políticos se hayan sumado a las manifestaciones del 15 de noviembre , lo que no ocurrió en la primera concentración en marzo de 2025: “Esto nos reafirma en nuestro enfoque, han recorrido parte del camino.” A pesar de este paso adelante, las relaciones entre los colectivos y los políticos siguen estando teñidas de desconfianza mutua. “Creo que hay un malentendido entre las asociaciones que acusan a los alcaldes y los alcaldes que no soportan ser acusados”, afirma Séverin Medori, alcalde de Linguizzetta. “Es una lástima para todos, porque favorece la presión mafiosa”. “Los colectivos nacieron de una reacción ciudadana beneficiosa”, añade Gilles Simeoni. “Puede haber desacuerdos, pero hay que saber superarlos”. Un episodio reciente ha materializado esta desconfianza: la difusión de un “informe falso” sobre las bandas criminales activas en la isla, atribuido falsamente a la “fiscalía anti crimen corsa”. Este documento, que ahora es objeto de una investigación preliminar abierta por el fiscal de Bastia, en particular por falsificación, uso de documentos falsos y denuncia calumniosa, ha sido ampliamente comentado en Córcega, donde algunos lo han utilizado para atacar a la coordinación. Es el caso, por ejemplo, de Alexandre Farina, primer teniente de alcalde de Ajaccio , que arremetió contra los colectivos anti mafia para justificar su ausencia en la manifestación del 15 de noviembre: “La lucha [de estos] colectivos es noble, legítima y respetable. [...] Lo que me desagrada es el discurso agresivo y suspicaz que han elegido” , señaló , para a continuación añadir: “Detesto ese discurso maniqueo que pretende culpar a los políticos de ser cómplices de connivencia con una supuesta mafia.” Unas declaraciones “tan falsas como exageradas”, según Jean-Toussaint Plasenzotti, del colectivo Massimu Susini, que las corrigió inmediatamente : “17 políticos asesinados en los últimos veinte años, 12 empresarios asesinados en los últimos diez años, cientos de personas asesinadas, la mayoría de las cuales no han obtenido justicia... Tenemos motivos para ser un poco suspicaces, ya que vemos una larga deriva de la sociedad corsa. El Sr. Farina no parece ser consciente de ello. Peor aún, la toma con quienes lo denuncian”. La mayoría de los políticos de la isla entrevistados por Mediapart no ocultan su irritación. “Decir que no hay ningún político que no haya sufrido presiones mafiosas es muy exagerado. Este tema no influye en absoluto en nuestro modo de funcionamiento”, asegura el alcalde autonomista de Bastia, Pierre Savelli. “Concienciar a la gente está muy bien, pero luego hay que matizar, sobre todo en Córcega”. Los colectivos, por su parte, ven en estos argumentos una forma de desacreditar su acción. A pesar de este contexto, Léo Battesti, cofundador del colectivo Maffia Nò, a Vita Ié , quiere mantenerse optimista y recuerda que, en Córcega, “el 99 % no son delincuentes” . “Lo que hemos conseguido con la iniciativa anti mafia es una revolución”, se congratula. “Nuestro objetivo ahora es sensibilizar al mayor número posible de personas, incluidos los alcaldes. Muchos me dicen en privado que han estado paralizados durante mucho tiempo. Pero la iniciativa ciudadana les demuestra que ya no están solos”. Traducción de Miguel López