Pocos finales de temporada se pueden contar con tantos titulares, pero este año que se va ha marcado un antes y un después en la historia taurina, algo así como el inicio de una nueva era: el antes y el después de Morante. El diestro de la Puebla del Río, a sus 46 años ha conseguido hacer lo que parecía imposible: dar una nueva vuelta de tuerca a la tauromaquia existente, un hecho que ha puesto a cavilar a todo el escalafón. ¿Cuál ha sido la manera de hacerlo? La respuesta es muy sencilla: ofrecer lo auténtico, la verdad en cada tarde, y lo ha hecho un torero que no tiene redes sociales, que no sabe lo que es un equipo de comunicación ni ninguna estrategia de marketing. La grandeza de Morante se mide también en la cantidad de gente joven que ha caído seducida por lo genuino, por lo diferente y por ese marchamo de lo que es único.