Cuando la vocación está debajo del mar

La captura de navajas es un oficio minucioso que necesita precisión, paciencia y buen ojo. Se aprende directamente bajo el agua y con el tiempo. Jorge Santos lleva más de tres décadas dedicándose a este marisqueo submarino. Comenzó mucho antes de que el trabajo estuviese regulado. Con apenas diez años ya buceaba en la playa donde creció: «Iba probando poco a poco, fue algo intuitivo», recuerda.