La inteligencia artificial (IA) se ha convertido, casi de la noche a la mañana, en un acompañante en nuestro día a día que, sin entrar en las aplicaciones que tiene para la medicina o cualquier otro sector profesional, nos facilita la vida, nos da la información que necesitamos y nos resuelve las dudas, aunque no siempre de la manera más adecuada ni certera.