El fundador de Jardín Sostenible destaca que el invierno desnuda el jardín y revela su esqueleto real. Con muros, troncos y bancales a la vista, el trazado de los caminos se decide con una precisión imposible en otras estaciones. Esa claridad espacial permite diseñar recorridos que dialogan mejor con la topografía. Y, con menos mantenimiento en marcha, los equipos pueden centrarse en la obra sin interrupciones.