Moreno Bonilla abandona la sanidad pública infantil: vacunas de pago y niños sin pediatras

Los incumplimientos de Juanma Moreno Bonilla ya no pueden despacharse como errores puntuales o retrasos administrativos. Se han convertido en una constante de su forma de gobernar. Y cuando esos incumplimientos afectan a la salud de los bebés, dejan de ser promesas rotas para transformarse en una irresponsabilidad política de primer orden. El caso de la financiación de la vacuna del rotavirus es paradigmático: anunciada, reiterada y utilizada como reclamo propagandístico, sigue sin financiarse al 100% en Andalucía casi un año después de su inclusión en el calendario de vacunas. Sin fecha concreta. Sin explicaciones públicas. Y con miles de familias obligadas a pagar de su bolsillo lo que el Gobierno andaluz prometió asumir. No hablamos de una vacuna accesoria ni de un debate técnico menor. Hablamos de una protección básica frente a una de las enfermedades más frecuentes y potencialmente graves en la primera infancia. Mientras Moreno Bonilla repite que llegará "pronto", los bebés andaluces siguen expuestos y sus padres desembolsando hasta 200 euros. En una comunidad con altas tasas de pobreza infantil, salarios bajos y una sanidad pública cada vez más tensionada, este retraso no es neutro: es una decisión política que genera desigualdad. La historia está en la hemeroteca. A comienzos de 2025, el Gobierno andaluz anunció que la vacuna del rotavirus se incorporaría al calendario vacunal y que comenzaría a aplicarse de forma gratuita durante el segundo semestre este año. "En una fecha aún pendiente de concretarse", se matizó entonces. Hoy, cuando ese semestre está prácticamente agotado, el compromiso está claramente incumplido. En noviembre, el propio presidente volvió a insistir en que la financiación era inminente. Ha pasado el tiempo y la fecha sigue sin aparecer. No es la primera vez que esta vacuna se utiliza como herramienta política. Se anuncia, se filtra, se desliza en titulares favorables… y se aplaza indefinidamente. Mientras tanto, la realidad es tozuda: en Andalucía, salvo para los bebés prematuros nacidos antes de la semana 32, la vacuna del rotavirus sigue sin estar financiada por el sistema público. El resto depende del bolsillo familiar. Conviene recordar de qué estamos hablando. El propio Servicio Andaluz de Salud ha reconocido que el rotavirus es la causa más frecuente de gastroenteritis en la infancia. La Asociación Española de Pediatría advierte de que es la principal causa de hospitalización por diarrea aguda en niños pequeños. La complicación más habitual es la deshidratación, y cuanto menor es el bebé, mayor es la gravedad. Prácticamente todos los niños pasan al menos un episodio antes de los dos años. No es un riesgo residual: es un problema de salud pública ampliamente conocido. La vacuna existe, es segura, está avalada por las sociedades científicas y previene miles de ingresos hospitalarios cada año. Pero en Andalucía tiene precio. En farmacia, el coste ronda los 200 euros, dependiendo del laboratorio. Para muchas familias, especialmente en un contexto de inflación persistente, alquileres al alza y precariedad laboral, esa cantidad es sencillamente inasumible. El resultado es tan injusto como previsible: quien puede pagar...