David Jiménez, abogado y economista: "Cuando un heredero vive en una casa sin que se haya repartido la herencia se puede iniciar un procedimiento de desahucio"

La gestión de una herencia puede convertirse en un foco de conflictos familiares, especialmente cuando uno de los herederos decide instalarse en una vivienda heredada sin el consentimiento del resto. Esta situación, más común de lo que parece, genera una enorme tensión, pero tiene soluciones legales. Según explica el abogado experto en herencias David Jiménez, CEO del despacho EICO Abogados, el Tribunal Supremo ha sentado jurisprudencia y considera que un coheredero que ocupa en exclusiva la casa familiar puede ser desahuciado. El nudo legal de este asunto reside en la figura del precarista. Se trata de una persona que disfruta de un bien, en este caso una vivienda, de forma gratuita, sin pagar renta, sin tener un contrato y sin una fecha de fin establecida para su uso. Aunque pueda parecer que un heredero tiene más derecho, la justicia es clara: si no hay un acuerdo de cesión entre todos los propietarios, su situación es la de un precarista. La jurisprudencia del Tribunal Supremo establece que, mientras la herencia no se haya repartido oficialmente mediante una escritura de partición, ningún heredero puede usar un bien en exclusiva si con ello impide el uso por parte de los demás copropietarios. En este escenario, "todo pertenece a todos, todo pertenece al caudal común", señala Jiménez, por lo que el uso exclusivo sin consenso es un abuso de derecho. Ante una ocupación no consentida, la ley permite actuar. Cualquiera de los coherederos puede iniciar un procedimiento de desahucio por precario para desalojar al hermano que ocupa la vivienda, sin necesidad de que el resto esté de acuerdo. David Jiménez lo confirma: "Cualquiera de los herederos, si quiere, puede iniciar un procedimiento para echarle". Esta vía legal es aplicable tanto antes como después de que se haya realizado la partición formal de la herencia. Es más, el abogado apunta que incluso se le pueden llegar a reclamar al ocupante daños y perjuicios por haber hecho un uso exclusivo del inmueble, privando al resto de su derecho a utilizarlo o a obtener una rentabilidad por él, como un alquiler. Aunque el desahucio es una opción drástica, existen otras alternativas para los herederos que no desean permanecer en una situación de indivisión. La primera y más recomendable es siempre llegar a un acuerdo para vender la casa y repartir el dinero. Si la negociación falla, la ley ofrece otras salidas para no verse obligado a mantener una propiedad que no se puede utilizar. Una de las opciones es vender la parte del piso que corresponde a cada heredero. La ley obliga a comunicar la venta al resto de coherederos, ya que tienen derecho de adquisición preferente sobre un comprador extraño. Poner sobre la mesa una oferta de un inversor externo puede ser, según Jiménez, una buena estrategia para forzar una negociación con el resto de la familia. Finalmente, cualquier copropietario puede solicitar la división judicial de la herencia. Este procedimiento puede terminar de dos maneras: que uno de los herederos se adjudique el 100% de la vivienda e indemnice económicamente al resto, o que el inmueble salga a subasta pública y el dinero obtenido se reparta. Jiménez advierte que la subasta suele implicar una pérdida de valor, ya que los inversores pujan por debajo del precio de mercado para obtener un beneficio.