Sánchez pasa a la ofensiva: escudo social frente al tijeretazo privatizador de PP y Vox

El tiempo de esperar rezagados ha llegado a su fin. El presidente del Gobierno ha tocado a rebato. A Moncloa se le acumulan los frentes abiertos y es momento de pasar a la ofensiva. La hecatombe de Extremadura, sumado a las controversias por los casos de acoso sexual, las salpicaduras de la trama corrupta Ábalos-Koldo-Cerdán y el expansionismo de la ultraderecha ha llevado a Pedro Sánchez a dar un golpe sobre la mesa. Desde su entorno insisten en cumplir a rajatabla el mandato de la legislatura. No hay ninguna posibilidad de adelanto electoral. Es más, consideran que la constante exigencia del PP de convocar comicios responde más a una estrategia de desgaste que a un puro interés democrático. De ahí, que en el complejo presidencial se solape la palabra "irresponsabilidad" a la opción del anticipo. Máxime en un contexto de crecimiento constante de Vox. El diagnóstico que manejan en Moncloa parte precisamente de esta premisa. Y es que entienden que, en un escenario de normalización de la desinformación y el cuestionamiento abierto de los consensos democráticos, no se puede ir a remolque, sino que hay que llevar la voz cantante. Por eso, la receta que prepara el presidente pasa por endurecer la narrativa gubernamental y situar el foco donde más duele a la derecha, que no es sino vertebrar el discurso sobre los derechos frente a los recortes y los servicios públicos frente al modelo de privatización que impera en las autonomías de dominio del Partido Popular y Vox. En otras palabras, dosis generosa de democracia social frente a los experimentos ideológicos de conservadores y ultraderechistas en sus territorios. La lectura interna va un paso más allá. Detectan que una parte del electorado no percibe con nitidez el riesgo real que supone Vox porque el Gobierno ha ejercido como dique de contención ante sus políticas regresivas. El grueso de sus carpetas en términos de derechos, igualdad o memoria democrática no han llegado a desplegarse a escala estatal precisamente porque el Ejecutivo ha puesto freno a ese retroceso. El problema es que ese muro no siempre se traduce en conciencia social de peligro, por lo que en Moncloa apuestan por un nuevo giro estratégico para pasar a la ofensiva política y este rumbo tiene como objetivo el modelo que PP y Vox están implantando en sus territorios y que, a ojos de los socialistas, se basa en la privatización de servicios públicos que, a su vez, provoca el debilitamiento deliberado del Estado del Bienestar al ceder espacios clave a intereses privados. Guerra con Ayuso Sánchez, de hecho, ya ha dado algunas pinceladas de lo que será esta nueva estrategia en su cruzada constante con Madrid. El presidente identifica la región que gobierna Isabel Díaz Ayuso como paradigma de este modelo, con su ofensiva contra la Sanidad Pública, ejemplificado en el escándalo del Hospital de Torrejón. Esa batalla abierta contra la Puerta del Sol no es fruto de la casualidad, sino que responde a una suerte de banco de pruebas de una...