De listas y deseos

A un par de días de acabar un año de mierda me pregunto sobre esa manía de elaborar listas. De los personajes del año, de las mejores canciones, series o libros, de los lugares imprescindibles, de las mejores películas, bares, senderos de costa o pueblos con encanto y futuro gentrificado, restaurantes con estrella o estrellados, playas... Me pregunto por esta esquizofrenia de listar todo. Como Borges, que era un lector empedernido de catálogos y enumeraciones extrañas. De esas salió El Aleph. Me digo que quizá las necesitamos porque ordenan algo, y ese orden actúa como un sistema defensivo para detener el caos y la ansiedad. Quizá por esto mismo, Francisco Casavella dijo que cuando alguien se hunde en el pozo negro de la depresión, hace listas, “porque odia los flecos y busca la limpieza del redondeo”.