Se acaba el año

¿Qué ha sido lo más relevante de este año? Nada bueno, me temo. Pero si desestacionalizamos el análisis resulta que lo malo de 2025 ya era malo años antes. Y pensemos que aún podemos empeorar. La semana pasada escribía de lo inevitable que se venía ya con las navidades y ahora estamos en plena vorágine con esta forma tan desaforada que tenemos de celebrarlo. Escribí hace mucho (el otro día encontré textos de esta columna de comienzos de los noventa, qué vértigo da descubrir que me repito desde hace más de 30 años) que la órbita de la Tierra en torno al Sol sigue tan tranquila día a día sin inmutarse por los jolgorios que montamos. Y que seguirá así mucho tiempo después de que hayamos desaparecido del planeta.