Tempus Navitatis

Anochece. El tímido sol se hunde en la raya del horizonte prácticamente opacado por la grisura de un cielo a punto de descargar lluvia en este primer día de invierno. En el interior de la Basílica admiro la majestad del templo, y la melancólica observación me sume en un concentrado mutismo, en la simplicidad inalterable de una fe remota que nadie ha podido arrebatarme.