La primera vez que oí hablar en serio de agorafobia fue durante la visión de la película Copycat, en la que Sigourney Weaver, la de Alien, se mete en la piel de Helen Hudson, experta en asesinos en serie, que padece este síndrome a raíz de unos de los casos resueltos por ella, lo cual la obliga, por temor a salir a la calle, a tener que trabajar desde casa, el único lugar donde se siente segura. Días atrás conocí a una persona a la que fui a entrevistar sobre un tema que nada tiene que ver con la agorafobia, que me citó en el portal de su casa, «pues de aquí adelante no me atrevo a dar un paso. Padezco agorafobia», me dijo. Intenté que me hablara, pero declinó la propuesta. «Más adelante, quizás», me dijo en un tono que no presagiaba un sí.