La emergencia habitacional marca el año que acaba

El año que acaba ha estado marcado por la emergencia habitacional que ha condicionado la vida de miles de personas en Mallorca. Nunca se había visto un panorama tan preocupante: sueldos estancados o que suben muy poco frente a alquileres absolutamente disparatados y precios de casas por las nubes. Todo ello unido al precio de la cesta de la compra, que también se ha disparado este 2026. Lo cierto es que la demanda de vivienda es brutal y la oferta, en cambio, muy limitada, lo que está rompiendo el mercado y haciéndolo inaccesible para muchísimas personas. No hay que olvidar que en la Isla, oficialmente, casi viven ya un millón de personas, una cifra desproporcionada para las características y capacidades urbanísticas. La cara más dramática de esta crisis es la de los afectados que pierden su casa o acaban malviviendo en la calle. Los asentamientos de chabolas se han disparado de un tiempo a esta parte y en la vía de cintura de Palma, que recorre buena parte de la ciudad, se acumulan tiendas de campaña improvisadas donde los ‘sin techo’ pasan las frías noches de invierno. Los servicios sociales están desbordados y dar una respuesta a esta emergencia es una tarea titánica.