¿Qué le ocurre a la Lotería de Navidad que sus spots han perdido calidad creativa? Siempre había sido uno de los mejores anuncios del año, pero se ha cebado en la sensiblería en vez de profundizar en su principal virtud, la idea de compartir el azar con familiares, amigos y compañeros. Nadie entiende bien la historia de un décimo enmarcado que compró un abuelo en honor del nieto que nacía y que misteriosamente acabó en el rastro. ¡Surrealismo ibérico! La Lotería se vende sin necesidad del marketing por el peso de la tradición y la ilusión de amortizar la hipoteca. Con filtraciones, el Estado nos ha preparado para que sepamos que los décimos costarán 25 euros en el próximo sorteo.