El sindicato de enfermería, Satse, ha denunciado la situación crítica que atraviesa la sanidad en Castilla y León debido a que la bolsa de empleo de la comunidad está completamente agotada y desactualizada. Esta realidad impide contratar a nuevas profesionales, incluso en casos de urgencia, y deriva en una sobrecarga asistencial, problemas de conciliación y la denegación de permisos a la plantilla actual, poniendo en riesgo la calidad de la atención a los pacientes. Mercedes Gago, secretaria general de Satse en Castilla y León, explica que en la práctica esto significa que "no hay ni un solo profesional de enfermería ahora demandante de empleo". Como consecuencia, el personal actual debe cubrir todas las incidencias, lo que provoca "cambios constantes en los turnos de trabajo" y una situación de estrés continuo. Esta tensión afecta también a los pacientes, que sufren retrasos en citaciones y pruebas, lo que ha provocado un aumento en el número de agresiones a los sanitarios. El origen del problema es estructural y no puntual, según Gago. La bolsa de empleo lleva años sin baremarse, lo que deja a casi cuatro nuevas promociones de enfermeras fuera del sistema de méritos actualizado. Ante la falta de oportunidades y contratos estables, muchos profesionales "se nos van a trabajar a otras comunidades autónomas" donde las bolsas sí están al día, como Madrid. Las provincias con mayor incidencia son Burgos, Salamanca y Segovia. Muchos compañeros nos expresan que quieren "abandonar la profesión", lamenta Gago, quien subraya el desgaste físico y emocional que esta situación genera. A pesar de que las enfermeras son profesionales muy bien valoradas, la falta de tiempo para atender a los pacientes como merecen mina su motivación. "A pesar de todo, seguimos dando calidad", recalca. Desde el sindicato critican la inacción de la Consejería de Sanidad, a la que describen como "un poco dormida". Gago lamenta que no se haya establecido un sistema ágil de valoración que evite la fuga de talento, especialmente en un contexto con una población envejecida y gran dispersión geográfica. La falta de profesionales se agrava en el medio rural, donde cada vez es más difícil cubrir las plazas y garantizar la asistencia.