Antonio Agredano y los buenos recuerdos del 2025: "Lo mejor de este año es saber que vendrá otro"

Empezar una carrera universitaria junto a su hijo, ser abuela días antes de su jubilación, sacar una oposición después de muchos años intentándolo... nuestros Fósforos hacen balance de las buenas noticias que les han dejado el año 2025 y Antonio Agredano le pone voz y letra. Ya tengo esa edad en la que uno da las gracias sólo por estar. Las balas cada vez pasan más cerca. Hemos vivido algunos adioses repentinos. Y estar aquí, hablando, riendo, ya es motivo para la celebración y el brindis improvisado. Lo mejor del año siempre es permanecer. Con sus amores y con sus pesares. Con sus altos y sus bajos. Con su entusiasmo y con su cansancio. Con su prisa y con su pausa. Mis hijos crecen muy rápido. Ya casi no les caben los pies en las zapatillas que les compré antes del verano. Se le quedan cortos los pantalones. Les pruebo ropa todo el rato. Es lo que más pereza les da del mundo. Se desvisten y se visten con desgana. El tiempo no tiene clemencia. ¿Dónde están mis bebés? Les digo mientras los abrazo. Ellos no entienden lo que yo siento, porque es complejo, y quizá ni yo lo entienda. Su vida es un presente interminable. Yo convivo con mi pasado. Todos lo hacemos, y a veces escuece. No es un dolor agudo, es más bien una molestia constante y superficial. Como un pequeño corte en la mano que se humedece y no acaba de curar. No sé si para usted fue un buen año este 2025. Si no lo fue, ánimo. Sé que las palabras nunca consuelan. Sé que son los días el único betadine para el espíritu. Que hay dolores que nunca desaparecen, pero que la arena va sepultando, como un viejo templo que pierde su color y su grandiosidad. Si para usted, este 2025 fue un buen año, lo celebro desde aquí. Nos pasa a todos que cuando somos felices sentimos la amenaza de una tragedia futura. Que cuanto más reímos, cuanto más en paz estamos, mas miedo tenemos a lo venidero. Toda alegría esconde un fantasma. Así que, si me aceptan un consejo, y soy poco dado a darlos, espanten a ese fantasma. No le teman al mañana. Agárrense a la dicha. Beban un buen vino. Coman algo rico. Abracen a quienes estuvieron a su lado. Y no pierdan el tiempo en los que les irritaron o les decepcionaron. Odiar es una gimnasia agotadora. Amar es como pasar la mano lentamente por un tejido sedoso. Lo mejor de este año es saber que vendrá otro. Y que estaremos aquí para escucharnos.