Una sonrisa nos recibe a las puertas de uno de los pisos del barrio de Fontiñas de Santiago que gestiona la Fundación Down Compostela y donde reside desde hace año y medio Pamela Casagrande, una gallega nacida en Buenos Aires hace 42 años, "aunque desde los 19 me vine para aquí con mi madre", superando todos los retos que supone para cualquiera vivir de forma independiente y para alguien como ella, un poco más. Un reto que Pamela Teresa, o Pame como le llama su acompañante de piso y trabajador social de la Fundación Down Compostela, Samuel, afronta con toda la ilusión de quien se ve capaz de superar una situación familiar complicada para demostrar y demostrarse que es posible y que con un poco de ayuda, hasta los deseos de Navidad se cumplen. Y esta Nochevieja será un buen ejemplo. Tras mostrarnos todas las estancias del piso cedido por la Xunta de Galicia a la Fundación Down Compostela e invitarnos a un café, Pamela cuenta con desparpajo cómo es su día a día entre semana, "por las mañanas de trabajo en Limpiezas Salgado, donde estoy muy contenta", para regresar tras comer en el propio trabajo al piso o "mi casa" como dice ella, para echarse una siesta "porque me caso mucho, me fatigo pronto". Momento en el que llegan los acompañantes de la Fundación, como Samuel, para realizar las tareas cotidianas de cualquier vivienda, como organizar y planificar las compras y las comidas de toda la semana, ya que junto a Pamela reside Dani, otro usuario de este piso en el que se aprende a ser independiente. Aunque a diferencia de Pamela, él y otros usuarios que han ido pasando por este piso se van los fines de semana a sus respectivas viviendas familiares, mientras que ella se queda todo el fin de semana sola, viendo la tele "o quedando con mis amigos, porque ya no quiero más novios, para ir al cine" (le encantas las pelis de animación y la próxima será Zootrópolis), ir a clases de baile con especial predilección por Chayanne y Luis Fonsi, o "hacer vermuteo los domingos al mediodía". Eso sí, después de haber aprovechado la mañana del domingo para limpiar toda la casa, porque las tardes las reserva para la llamada que realiza todas las semanas a Argentina para hablar con uno de sus hermanos y varios sobrinos que residen allí. Manteniendo el vínculo familiar que, a pesar de la distancia geográfica, para Pamela es muy importante, más desde que su madre, Margarita, tuvo que ingresar en una residencia de mayores de Santiago hace un par de años, impulsando su independencia. Una "Vida independiente, que es lo que tengo yo", ante la que Pame asegura que se siente "Contenta, alegre, feliz, ilusionada ... y sorprendida". Lo que no evita que eche de menos los momentos que se viven en estas fechas con los seres más queridos. A diferencia de lo que ocurrió las pasadas Navidades, en estas Pamela va poder disfrutar de nuevo de la compañía de su madre "que tiene 81 años pero se hizo mayor muy rápido y ahora tiene que estar bien cuidada", para recibir el año nuevo, ya que cuenta con un permiso especial de la propia residencia por el que podrá cenar y tomar las uvas con ella, "pero dormir no, porque no tengo cama allí". Lo que no evita que esboce una gran sonrisa al adelantar los momentos que ha vivido y que volverá a repetir con su madre esta Nochevieja "cuando nos daremos un abrazo y dos besos", porque, como asegura Pamela, "mi madre y yo somos muy cariñosas" , para aseverar con contundencia a renglón seguido que "el amor es lo más bonito y lo que más me gusta, tener el amor de mi madre". Algo que a buen seguro estuvo en sus peticiones para el año nuevo en la pasada Nochevieja y que se ha cumplido, junto con los otros deseos que Pamela va a repetir para el 2026: "La salud, el amor, el dinero, la paciencia..... y la amistad y que todos mis sueños se hagan realidad". Que así sea, para que Pamela siga demostrando que no sólo es posible para alguien como ella poder llevar una vida independiente, sino que además se puede (se debe) hacer con la alegría contagiosa y la ilusión de alguien que con toneladas de energía vital, nos enseña que con ganas todo es posible hacer en este 2026. Esta historia forma parte de Historias para un Año Nuevo, un especial de COPE que mira al 2026 con optimismo. Personas que empiezan el año curando heridas, estrenando casa, reencontrándose con los suyos o persiguiendo un sueño que les empuja a seguir. Relatos que nacen en barrios, plazas, pequeños pueblos o ciudades que no salen en los titulares. Una propuesta sonora pensada para escuchar en cualquier momento. ESCUCHA AQUÍ EL ESPECIAL COMPLETO