Las comidas de Navidad son sinónimo de celebración, pero también de excesos que a menudo nos dejan una sensación de pesadez. El nutricionista José Antonio Montero, de biencomiendo.com, ha explicado que esta situación se debe a varios errores comunes que cometemos sin darnos cuenta. Según el experto, entenderlos es clave para disfrutar de las fiestas sin "reventar". Uno de los principales fallos está en la elección de los aperitivos. Montero señala que las grasas "es de las cosas que más cuesta digerir el cuerpo". Por ello, empezar con una sobrecarga de queso, jamón, lomo o ensaladilla satura el sistema digestivo desde el principio. "Nos hartamos de mayonesa, nos hartamos de grasa, nada más empezar", afirma el nutricionista. A esto se suma el consumo de bebidas durante la comida. Montero advierte que beber en exceso, especialmente bebidas con gas como la cerveza, dificulta la digestión porque diluye los jugos gástricos. "Estamos nosotros mismos boicoteándonos la digestión", explica, por lo que recomienda beber despacito y dejar las copas para después del postre. Como alternativa, biencomiendo.com aconseja priorizar alimentos más ligeros como el marisco. "Vamos a priorizar más las gambas, los langostinos y las cositas del mar, y reducir los embutidos y los quesos grasos", recomienda. Otro error frecuente es llegar con mucha hambre a la cena, lo que provoca que se ataque los aperitivos con ansia. Para evitarlo, es fundamental hacer un almuerzo normal, priorizando la fibra con una ensalada, una crema de verduras o un wok de verduras. Si el exceso ya se ha cometido, Montero sugiere un desayuno ligero al día siguiente, como una fruta, un yogur o una infusión, y optar por un almuerzo de fácil digestión, como un tradicional puchero con fideos o una carne mechá magra.