Fruta en caída, fauna descontrolada y manos que faltan: el campo de Alicante necesita un plan urgente

Mientras los consumidores pasean por los supermercados buscando los mejores precios, en la provincia de Alicante se libra una batalla silenciosa que pocos ven: la de los agricultores y ganaderos que luchan cada día por mantener sus cosechas, garantizar alimentos de calidad y no desaparecer del mapa. 2025 deja un balance agrario y ganadero lleno de contrastes, donde la recuperación productiva se mezcla con retos estructurales que preocupan profundamente al sector. El consumo de fruta sigue cayendo año tras año, especialmente de naranjas, uno de los productos más emblemáticos de Alicante. Según ASAJA, el consumo disminuye un 3% anual, una cifra que puede parecer pequeña, pero que acumulada supone un golpe directo para los agricultores, que ven cómo su esfuerzo y costes aumentan mientras la demanda se erosiona. Ramón Espinosa, secretario técnico de ASAJA Alicante, subraya que “cada vez que una familia deja de comprar fruta, es un golpe directo a nuestros campos”. Aun así, hay razones para la esperanza. Después de años marcados por sequías extremas y dificultades climáticas, el campo empieza a recuperar pulso. Mejora la producción de aceituna, hortalizas, limón y uva, y el vino alicantino, especialmente el blanco, cada vez está más presente en las mesas y en la hostelería, con una recuperación notable de las exportaciones y del consumo. Sin embargo, no todo es positivo. La falta de mano de obra sigue siendo uno de los grandes problemas del sector. En vendimia, por ejemplo, muchas uvas no se recogen porque no hay trabajadores suficientes. El resultado son pérdidas económicas importantes y explotaciones que se cuestionan si merece la pena continuar, una situación que genera incertidumbre y preocupación en un sector que ya sufre márgenes ajustados. En ganadería, la provincia ha tenido suerte: ni la gripe aviar ni la peste porcina han llegado a Alicante, dos amenazas que sí han golpeado con fuerza otras regiones. Pero el gran desafío sigue siendo el relevo generacional. Cada vez menos jóvenes quieren dedicarse al campo y al ganado, lo que plantea una pregunta inquietante para el futuro: ¿de dónde vendrán dentro de unos años la carne, los huevos o la leche que consumimos? Juan Luis Gimeno, responsable de ganadería de ASAJA, advierte que “si no logramos atraer a nuevos profesionales, estaremos condenados a depender de productos importados”. A este escenario se suma un problema creciente: el descontrol de la fauna salvaje. Jabalíes y otras especies campan a sus anchas en zonas agrícolas, provocando tres accidentes diarios en carreteras de la provincia, pérdidas en cultivos y riesgos para las personas. José Vicente Andreu, presidente de ASAJA Alicante, alerta de que “el abandono del campo y la falta de gestión de la fauna están generando un desequilibrio que amenaza tanto la seguridad como la producción”. El agua vuelve a ser un factor clave. Hidrológicamente, 2025 no ha sido un mal año, pero el sector deja claro que las desaladoras no son la solución definitiva. Los agricultores necesitan agua de los trasvases para garantizar la viabilidad de sus cultivos, especialmente en zonas de secano, y asegurar que la producción continúe en los próximos años. Entre las luces del balance, destacan los buenos resultados de algunos cultivos estratégicos: - La uva de vinificación ha registrado una vendimia positiva, con buena calidad y equilibrio entre grado y acidez, además de un aumento en la exportación de vino blanco con DOP Alicante. - La aceituna ha logrado recuperarse después de campañas muy deficitarias, alcanzando entre 8.000 y 9.000 toneladas de aceite con fruta sana y sin daños de plagas. - La almendra ha protagonizado uno de los mejores balances del año, con 16.534 toneladas, duplicando la cosecha de 2024 y alcanzando la mejor cifra de la última década. - Las hortalizas del Camp d’Elx y la Vega Baja han tenido una campaña de invierno muy positiva, con buenos precios que han permitido cubrir costes, aunque la competencia de productos importados sigue generando problemas. No obstante, las sombras son significativas: el descenso del consumo de fruta, los problemas sanitarios y fitosanitarios, la falta de trabajadores, el desinterés de los jóvenes por el campo y la presión de la fauna salvaje configuran un panorama complejo que requiere atención urgente. ASAJA insiste en la necesidad de apoyo institucional, medidas fitosanitarias eficaces y políticas que incentiven la continuidad de la producción en Alicante. En definitiva, 2025 deja un campo alicantino que resiste y produce, pero que necesita consumo, agua, manos jóvenes dispuestas a trabajar la tierra y políticas que garanticen que lo que comemos mañana siga viniendo de aquí. La batalla silenciosa continúa, y cada naranja, cada uva, cada litro de leche producido en la provincia es un testimonio de esa lucha diaria que pocos ven, pero que todos disfrutamos en nuestra mesa.