El Gobierno de Aragón ha publicado el borrador del nuevo reglamento general del juego, que ahora se somete a información pública. El objetivo principal es proteger a las personas más vulnerables frente a la adicción. Entre las medidas más destacadas se incluye la distancia mínima de 500 metros entre locales de juego, que los bingos no puedan abrir más allá de las 2 de la madrugada y una importante reducción de las máquinas de juego en hostelería, que pasarán de las seis actuales a un máximo de dos por local, o tres si son del mismo operador. Aunque la nueva normativa ha sido recibida con cierto optimismo, las asociaciones de ayuda consideran que deja asuntos cruciales sin resolver. Desde la Asociación Aragonesa de Jugadores en Rehabilitación (AZAJER), su presidenta, Miriam Gañán, valora positivamente la reducción de terminales, que pasarán de 6.200 a 5.600 en todo Aragón, y la limitación en bares. Sin embargo, mantiene una postura firme: "Las máquinas tragaperras no tendrían que estar en los bares, tendrían que estar en salones de juego con un control de acceso". Para AZAJER, el principal problema es que menores y personas autoprohibidas siguen teniendo acceso fácil a estas máquinas en entornos de hostelería. Gañán lamenta que el nuevo reglamento no recoja una obligación que ya estaba presente en una ley autonómica pionera de 2023: la instalación de un sistema de control de acceso en cada máquina. "Eso se nos ha quedado en el aire", critica la presidenta, quien denuncia que tampoco se ha cumplido otra norma de esa misma ley que prohíbe los "estímulos sonoros y visuales" de las tragaperras. Gañán señala que, a pesar de que la ley dio un margen para su aplicación, "tú vas a un bar y ves que se emiten". La asociación, que no fue consultada para la elaboración del borrador, presentará sus alegaciones para exigir que se cumplan estas medidas pendientes, apelando a la "responsabilidad del sector" para aplicarlas. Consideran que estos estímulos están "estudiados para atraer a las personas, sobre todo a las más vulnerables". La preocupación de las asociaciones se fundamenta en datos alarmantes. Según estudios del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, un 25% de los aragoneses de entre 16 y 25 años está expuesto al juego, y un 3% de esta población ya presenta problemas patológicos graves. Estas cifras convierten la ludopatía en un problema de salud pública que requiere prevención y concienciación. Para Miriam Gañán, estas medidas suman, pero se siguen quedando "cosas en el camino". La presidenta de AZAJER explica que la adicción al juego no es el problema en sí mismo, sino la manifestación de un malestar más profundo. "Realmente, el juego es el síntoma de algo que no funciona bien", afirma. Detrás de la ludopatía suelen encontrarse "vidas, infancias con problemáticas" y heridas que nunca se han sanado. El trabajo terapéutico, explica, consiste en "adquirir las suficientes herramientas para afrontar tus problemas" y sanar esas heridas para que el juego deje de tener sentido en la vida de la persona. La recuperación es posible, pero el camino exige ayuda profesional. Un dato revelador es que el 85% de las llamadas que recibe AZAJER provienen de familiares, no del propio jugador. El detonante suele ser económico, como una deuda o un préstamo rápido. Gañán lanza un aviso a las familias: "no creéis que por propia voluntad lo van a dejar". Su recomendación es clara: no pagar las deudas creyendo que eso solucionará el problema y buscar ayuda profesional para todo el entorno familiar. El apoyo a los familiares es fundamental, ya que a menudo se sienten "perdidos" y no comprenden cómo han llegado a esa situación. "El familiar muchas veces necesita más ayuda que la propia persona que adolece la adicción", subraya Gañán. Con un enfoque de ayuda integral, la recuperación es un objetivo alcanzable. La asociación, que trabaja desde 1991, confirma que el 85 % de las personas que completan el proceso "tienen una vida totalmente normalizada", demostrando que de la ludopatía se sale.