El 48º Encuentro Ecuménico organizado por la comunidad de Taizé ha congregado en París a más de 10.000 jóvenes procedentes de toda Europa. Desde el pasado jueves y hasta el 1 de enero, participantes de diversas confesiones cristianas se dan cita para orar por la unidad y la paz. Entre ellos se encuentra Ainhoa García, una joven madrileña de 20 años que asiste por primera vez. Ainhoa ha explicado en Mediodía COPE que su principal motivación para apuntarse era "vivir la fe con otros jóvenes en un encuentro donde lo que de verdad nos une es Jesucristo, dejando de lado las diferencias". La joven ha asegurado que esa unidad se percibe desde el primer momento: "Simplemente, es el sentirse como en hogar, fuera de España, y que en todos lados te quieren y te tratan como uno más". Según ha relatado, la convivencia con ortodoxos o protestantes fluye con naturalidad. "Yo creo que al final son tan pequeñas las diferencias, y es tanta la pasión, que casi no te das cuenta", ha afirmado. Para ella, el hecho de que todos los participantes acudan "con el mismo motivo" es lo que "hace más bonita esa unión", permitiendo superar las ideas preconcebidas y sentirse "como verdaderos hermanos". Los jóvenes se alojan en parroquias y con familias locales. Ainhoa ha contado su propia experiencia con una familia de origen portugués que reside en Francia: "Nos han acogido como uno más, es como estar en casa de alguien que conoces de toda la vida". La joven ha destacado la cálida bienvenida que recibieron en las parroquias y el ambiente de comunidad durante las cenas y oraciones, con canciones en varios idiomas. El día a día en el encuentro combina la oración comunitaria con el servicio voluntario para facilitar la experiencia al resto. Ainhoa ha explicado que tienen varias oraciones a lo largo del día, algunas en las parroquias de acogida y otras en puntos emblemáticos de París, como los alrededores de la Torre Eiffel o la catedral de Notre Dame, que reabrió hace un año tras el incendio. Para Ainhoa, esta experiencia es una oportunidad única. "Es ver París con otros ojos", ha comentado, subrayando cómo el ambiente del encuentro transforma la visita a la ciudad. La joven cree que estos eventos son fundamentales porque ayudan a centrarse en lo que une a las personas y no en sus diferencias, un paso clave para "conseguir el mensaje que nos dejó Jesús".