Mientras las negociaciones para un acuerdo de paz sobre Ucrania se desarrollan a miles de kilómetros de distancia, en Kiev la realidad es completamente distinta. Así lo ha contado Olena, ucraniana residente en Kiev, en el programa 'Mediodía COPE' con Pilar García de la Granja. La vida en Kiev está marcada por los continuos ataques rusos y las graves dificultades en el suministro de servicios básicos, como la electricidad o la calefacción. A pesar de todo, Olena afirma que intentan sobreponerse: "Estamos dentro de lo que tenemos, no estamos tan mal. Sabemos que podría ser mucho peor". La rutina diaria en la capital se ha convertido en un ejercicio de supervivencia. "Seguimos trabajando. Si no hay ataques tan fuertes como tuvimos hace poco, hay horarios de la luz y podemos organizar nuestra vida según estos horarios", explica Olena. Los ciudadanos han tenido que adaptarse, comprando aparatos para sobrellevar la situación. Los cortes de luz pueden durar hasta 14 horas al día, aunque la situación varía. Olena, por su parte, no sufre el frío al tener calefacción individual de gas, pero sí los apagones. Lo más duro, confiesa, es ver cómo sus nietas de 6 y 9 años han normalizado la guerra: "Las niñas me preguntan así como si fuera una cosa normal: 'abuelita, ¿cuándo tenemos luz? ¿cuántas horas nos falta?'". La desconfianza en las conversaciones de paz que tienen lugar en Florida es total. Olena no tiene ninguna esperanza en ellas. "Son juegos, son bailes para no ofender a una persona, para que no se ofenda Trump, y todo lo que pasa no tiene nada que ver con la paz y con ningún acuerdo", ha sentenciado. Su escepticismo se extiende a cualquier pacto con Moscú: "Como sabemos que los acuerdos con Rusia no valen ni el papel con la que están escritos. Por eso, esperanzas, nada, ninguna". Ante la falta de fe en la diplomacia, Olena deposita toda su confianza en las fuerzas armadas de su país. "La única esperanza es nuestro ejército, donde está mi hijo, eso sí, eso sí tenemos esperanzas", ha afirmado con contundencia. Respecto al papel del presidente Volodímir Zelenski, considera que "está intentando no ofender a Trump y no perder la poca ayuda que nos queda de América". En este sentido, percibe un cambio en el apoyo estadounidense desde la llegada de la nueva administración, en contraste con el respaldo europeo. "Con Biden teníamos mucha más ayuda", lamenta, y añade: "lo que sentimos es que Europa nos apoya muchísimo, y muchas gracias a todos los países europeos, a España perfectamente que nos ayuda y a Alemania y Francia, eso sí que sentimos". Olena rechaza categóricamente la idea de ceder territorio para alcanzar la paz, al considerarlo un "engaño muy grande". Sostiene que el objetivo final de Rusia es la ocupación total del país. "Lo que quiere Putin, lo que quiere Rusia es invadir a todo el país. Ellos necesitan todo el país", ha asegurado. Desde su punto de vista, cualquier concesión solo serviría para que el Kremlin gane tiempo y recursos para cumplir su objetivo final. "Sabemos que su economía ya sufre mucho y por eso están buscando remedios de aguantar un poco", añade. Su hijo, de 37 años, lleva casi cuatro años combatiendo en el frente. Aunque es una situación "difícil", Olena reconoce que, con el tiempo, han desarrollado "pautas para sobrevivir, para aguantar". Mirando al futuro, su deseo para el año 2026 es modesto, pero revelador de la extrema situación que viven. "Le pido que no sea peor. Porque yo sé perfectamente, yo soy muy realista, que mejor no vamos a tener", ha confesado. Un anhelo que extiende al resto del continente: "Que no toque a Europa, que no toque a los países bálticos, y que se desaparezca, que desaparezca".