Un estudio publicado en Science Advances demuestra que el estilo Pecos River, en los cañones del sur de EE.UU. y el norte de México, se mantuvo sin interrupciones durante miles de años. Los murales monumentales, ejecutados como narrativas únicas y con reglas de color estrictas, funcionaron como vehículos rituales que preservaron un “núcleo duro” de creencias que sobrevivió hasta las culturas agrícolas mesoamericanas.