Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal, hace balance del año y avisa de un "cambio de época"

Luis Argüello ha presentado este lunes el año Jubilar de la Santidad, que se celebrará en la archidiócesis de Valladolid durante el 2026, en conmemoración del tricentenario de la canonización de santo Toribio. Tras el acto ha atendido a los medios en una rueda de prensa en la que se le pedía, en su condición de presidente de la Conferencia Episcopal Española, que hiciera balance del año 2025 que se termina. Argüello ha comenzado exponiendo la búsqueda permanente del sentido por parte del ser humano. Una búsqueda en la que valoramos especialmente los "hitos en el tiempo", por eso siempre se hace balance en el hito de "dejar de decir 2025 y empezar a decir 2026". Tras ello, el presidente de los obispos ha avisado del cambio de época evidenciado todavía con más intensidad en este pasado 2025. Un cambio de época en el que "aparece un fuerte timbre de alarma", porque se manifiesta que "los poderes no quieren ser controlados y los fines parecen querer justificar los medios". Argüello expresa un deseo en que este paso en el tiempo que damos con el cambio de año, nos sirva para dar un paso adelante en nuestras familias y nuestros entornos, pero también en nuestras vidas personales. Un paso adelante que se refleja en cómo la Iglesia comienza el cambio de año con el Adviento y que es con el cambio de cirio pascual en la noche de Pascua cuando la Iglesia marca ese Annus Domini 2026, año del señor 2026. Los ritmos son diferentes, pero conviven y se comparte el camino en el tiempo con los demás. Ese ritmo distinto, el ritmo nuevo, es el ritmo del camino de la salvación, "al que se adhieren los santos". La novedad que celebramos ahora, no es la que marca el calendario, sino la que marca el acontecimiento salvador: "Jesús toma nuestra carne en Navidad y la entrega por nosotros en Pascua", explicaba Argüello. "Vivir una vida que ayude al reconocimiento de la dignidad humana y del bien común, humildemente, colaborando en las cosas como buenos ciudadanos y aportando nuestro criterio de sentido de la vida, nuestros criterios éticos y, sobre todo, nuestro compromiso de arrimar manos y hombro en favor de la dignidad y del bien común", resumía Argüello el camino a seguir durante el año que entra. "Ojalá que este año jubilar haga del año 2026 para nosotros, una ocasión para crecer en esta forma singular de desarrollo que no se mide con criterios de producto interior bruto que es la santidad", concluía el arzobispo de Valladolid.