Durante milenios, una población permaneció casi invisible en el centro del Cono Sur. No dejó reinos ni migraciones masivas, pero sí un linaje persistente que sobrevivió a sequías, innovaciones y transformaciones culturales sin mezclarse con otros pueblos. Los nuevos análisis de ADN antiguo revelan la historia de una humanidad silenciosa, escondida bajo la superficie genética de Sudamérica.