Hay lugares que, cuando llega el invierno, recobran colores y matices que los hacen aún más encantadores. Torres , un pequeño municipio de la provincia de Jaén, es uno de esos destinos que están pensados para perderse sin prisas sobre todo cuando el frío y el más rudo invierno les visita. Situado a 888 metros de altitud , en la zona norte del Parque Natural de Sierra Mágina , este pueblo jiennense se presenta como un refugio donde los manantiales brotan entre árboles centenarios y senderos que parecen sacados de una película de animación. El agua es, sin duda, el gran hilo conductor de Torres. Fuente de vida e identidad del municipio, su presencia ha marcado la historia, el paisaje y su día a día. No es casualidad que las pilas y fuentes salpiquen calles y plazas, ni que los manantiales sigan siendo esenciales para el abastecimiento de agua potable y para el riego de la mayor parte de los cultivos del término municipal. En invierno, cuando las lluvias y las bajas temperaturas ensanchan los caudales, este patrimonio natural alcanza uno de sus momentos más bellos . El invierno invita a caminar despacio y a escuchar el sonido del agua en cada rincón, siempre y cuando no se hayan convertido en hielo, pero siempre da la sensación de estar paseando por un cuento . Una de las mejores formas de descubrirlo es seguir la conocida como Ruta de los Manantiales , una propuesta perfecta para disfrutar de una jornada al aire libre, ya sea a pie o en bicicleta. El recorrido invita a rastrear algunos de los enclaves más singulares del municipio, donde el agua emerge de la tierra y transforma el entorno. Chorrillo-Alto, Fuente Nítar, Zar-Zurreón, Fuenmayor, Nava París o La Puente son algunos de los principales manantiales que jalonan este itinerario, todos ellos enmarcados en paisajes que combinan masa forestal, arroyos y el telón de fondo de Sierra Mágina. Entre todos ellos destaca especialmente Fuenmayor , una zona de acampada y merendero situada en medio de una frondosa arboleda. Allí, el manantial alimenta el arroyo de los Fresnos de Fuenmayor, creando un espacio de recreo que se extiende entre saltos de agua , un pequeño estanque y áreas equipadas con mesas y bancos para el descanso. Rodeado de chopos de gran porte, el lugar se convierte en un paraíso natural donde es fácil observar aves propias de bosques y riberas, como el reyezuelo listado, el agateador común o la lavandera cascadeña. En los meses invernales, es habitual encontrar este paraje totalmente nevado, mostrando un bosque blanco donde el silencio solo se rompe por el murmullo constante del agua, ofreciendo una estampa casi irreal. Torres no solo conquista por su entorno natural. El municipio es considerado el verdadero corazón del Parque Natural de Sierra Mágina, una posición privilegiada que lo convierte en un punto de partida ideal para recorrer uno de los espacios protegidos más singulares de Andalucía. Olivares, zonas arboladas y cultivos tradicionales configuran un paisaje que cambia con las estaciones y que en invierno adquiere tonos sobrios, perfectos para quienes buscan tranquilidad y contacto directo con la naturaleza . El casco urbano, por su parte, también guarda atractivos para el visitante. Sus calles conservan el sabor de los pueblos de sierra . A ello se suma un clima especialmente benigno para viajar durante todo el año, con una temperatura media anual en torno a los 16 grados. Aunque los inviernos pueden ser fríos y no faltan las heladas, la altitud del municipio suaviza los extremos y hace que los veranos no resulten tan asfixiantes como en otros puntos de la provincia. Además del olivar, uno de los cultivos más característicos de Torres es el cerezo , que ofrece otra cara completamente distinta del municipio cuando llega la primavera. Entre finales de marzo y principios de abril, la floración transforma el paisaje de Sierra Mágina en un manto blanco y rosado que atrae a numerosos visitantes. Rutas guiadas, actividades familiares y celebraciones como la Fiesta de la Floración del Cerezo permiten disfrutar de un espectáculo natural tan efímero como inolvidable y que también en esta estación recuerda a una película de la factoría Disney. Pero es en invierno cuando Torres revela su versión de ensueño con los manantiales en pleno esplendor y la sierra envolviendo al pueblo. Un lugar donde cada paseo parece, de verdad, sacado de un cuento.