El detector subterráneo JUNO, la enorme esfera acrílica que China opera en Jiangmen, ha confirmado con una precisión sin precedentes la llamada “tensión solar de neutrinos”. Las mediciones de reactores nucleares no coinciden con las solares. Y ahora sabemos que la discrepancia no desaparece: se fortalece. Un problema que obliga a replantear modelos fundamentales.