Los chefs europeos llaman a no comer angulas: «La tradición no puede justificar la extinción»

En plenas fiestas, cuando suele ser uno de los caprichos más exclusivos en las mesas navideñas, la asociación internacional de cocineros Euro-Toques ha hecho un llamamiento en contra del consumo de angulas por el riesgo crítico de extinción que muestra esta cría de pescado. La entidad se refiere al auténtico alevín de la anguila europea , no a las gulas , que son un sucedáneo y como tal más económicas. Con su campaña 'Angulas, no, gracias', Euro-Toques quiere concienciar a la población y reclamar a las autoridades que prohíban su pesca y comercialización «hasta que los datos científicos acrediten su recuperación». El Gobierno vasco ya lo ha hecho , en octubre pasado. Asegura que la sobrepesca motivada por su gran demanda en los últimos años -como producto delicatessen, pues el precio del kilo está entre los 600 y los 1.200 euros - ha puesto en grave riesgo a la especie , por lo que anima a poner sobre la mesa esta Navidad otras opciones de marisco y pescado más sostenibles. «La anguila europea no es un recurso gastronómico inagotable. Su población ha caído de forma drástica en las últimas décadas y su consumo acelera un camino sin retorno «, advierte. Euro-Toques afirma también que «la tradición no puede justificar la extinción» ni «mantener prácticas que hoy sabemos insostenibles», al tiempo que anima a los cocineros a «elegir lo que debemos cocinar, no solo lo que podemos». Justamente, varios chefs españoles adheridos a Eurotoques no han tardado en sumarse al mensaje, como Ángel León o Jesús Sánchez , ambos tres estrellas en Aponiente (Cádiz) y El Cenador de Amós (Cantabria), respectivamente, quienes han compartido el comunicado en sus redes. También lo ha hecho Andoni Luis Aduriz , quien hace dos años encabezó una campaña similar que puso en pie de guerra a los 'anguleros' vascos. Las angulas deben su exclusividad y precio a su singular historia : las angulas europeas desovan en el Mar de los Sagarzos , cerca de las Islas Bermudas, y sus crías transparentes recorren durante dos o tres años unos 5.000 kilómetros del océano Atlántico hasta las costas europeas. Aquí remontan los ríos, donde se convierten en angulas tras el contacto con el agua dulce y tiene lugar su pesca. Las hembras, después de vivir muchos años entre nosotros, viajan de vuelta para reiniciar el ciclo. Su escasez y valor hacen que haya redes de contrabando.