En una chabola de un poblado de venta de droga, en Valdemoro, ha sido detenida la autora material del último crimen acaecido en Madrid. Un rocambolesco suceso tanto en la ejecución, por una puñalada en la pierna a raíz de una infidelidad, como en la fuga posterior, con un relato repleto de incongruencias que llevó a la detención del propietario del narcopiso acusado de presunto homicidio. Pero la mentira, dice el refranero, tiene las patas muy cortas, y los agentes de la la Policía Judicial de la comisaría de Usera, al frente del caso, han desmontado por partida doble el relato del primer sospechoso. Veamos la secuencia. Poco antes del mediodía del jueves, Javier, de 57 años y afincado en un tercer piso de la calle Marcelo Usera, 136, está con Ángel consumiendo drogas. Dentro, también se encuentra la novia del primero, con quien mantiene desde hace tiempo una turbia relación. Los gritos y las peleas son el pan de cada día, hasta el punto de que la mujer tiene una orden de alejamiento sobre el propio Javier por los malos tratos que ella le inflige a él. Pero no será esa la causa que prenda la mecha esta vez. Según ha podido saber ABC, es Ángel quien advierte a la mujer de una supuesta infidelidad cometida por Javier. Para reforzar su teoría, le enseña un comprometido vídeo, lo que eleva la tensión a niveles insospechados. Comienza entonces una pelea a tres bandas que acaba, por causas que están siendo investigadas, con la fémina, de 38 años, asestándole una cuchillada en la pierna al hombre que la ha puesto en alerta. «Escuché esa mañana que él estaba peleando con una chica, con la que está ahí porque él la mantiene escondida. Ella casi no sale porque tiene busca y captura, entonces ella estaba ahí escondida. Siempre pelean y siempre que llamaba a la policía él la escondía y no salía», relatará al día siguiente una vecina, sin saber entonces lo intrincado de la historia. Con tal panorama, Javier llama al 112 y trata de colocarle un torniquete con la ayuda telefónica de los médicos. Al colgar, se da cuenta de que su pareja ha huido. Los agentes de la Policía Nacional desplazados se entrevistan con el requirente y pronto descubren que su relato hace aguas. Cuenta que la agresión una mujer, sin citar a su pareja, ha cometido la agresión en las zonas comunes del edificio, y que ha sido él quien ha salido al rellano para meter de nuevo en el piso al afectado. Sin embargo, la batida por el bloque resulta infructuosa: no hay rastro alguno de sangre. Los miembros del DEVI de la Policía Científica concluyen que el apuñalamiento se ha producido dentro, donde encuentran también el arma empleada. Por todo ello, Javier es detenido por un presunto delito de homicidio, aunque dadas las circunstancias, los investigadores no descartan nuevas detenciones. En el punto de mira, como es lógico, tienen a su pareja, la cual, además de la citada orden de alejamiento, acumula numerosos antecedentes. Tras rastrear posibles escondites, la encuentran en un narcopoblado de Valdemoro, donde es engrilletada y acusada de homicidio. Javier, por su parte, ha quedado en libertad con cargos.