Calmado, excelente conversador, de aspecto afable y un apasionamiento evidente, inevitable, cuando habla de lo que más sabe: fútbol. Su vínculo obsesivo con este deporte es inalienable, indisoluble. Pero ha aprendido que hay que saber desconectar para que el oficio no te devore. Once puntos de quince posibles es su carta de presentación. En poco más de un mes ha cambiado el ánimo del vestuario, del propietario y de la hinchada, que ahora ve a un equipo que, sin escusas ni ataduras, siempre trata de "ser valiente".