La llegada del Año Nuevo se celebra en España y en buena parte de Hispanoamérica con un lenguaje común de luz, color y estruendo. Los fuegos artificiales, hoy inseparables de esta fecha, forman parte de una tradición que hunde sus raíces en el periodo virreinal y en la presencia de artesanos españoles, muchos de ellos procedentes de Extremadura, en América. El tránsito entre un año que termina y otro que comienza se ha convertido, desde hace siglos, en un símbolo de renovación cultural compartida entre Extremadura y América, un puente histórico y emocional que sigue vigente. Así lo cuenta Extremestiza a través de su felicitación de Navidad, en la que la asociación ha puesto el foco en la huella de los extremeños en el Nuevo Mundo y en las tradiciones compartidas que aún hoy perviven a ambos lados del Atlántico en celebraciones como la Nochevieja.