Mientras en otras ciudades el dilema de estos días gira en torno a encontrar la prenda más elegante para lucir en el cotillón, en Pamplona la estampa es distinta. En la víspera de la última noche del año, las cuadrillas más previsoras ultiman los detalles de su disfraz. Por el contrario, las más perezosas comienzan su anual carrera contrarreloj en busca del atuendo más pintoresco posible para poner el broche de oro a 2025 y dar el pistoletazo de salida a 2026 entre risas y mofas.