Ca-minando Fronteras califica el territorio balear de «laboratorio de la necrofrontera», un espacio donde convergen la criminalización, la necropolítica y «la erosión progresiva del derecho internacional», sobre todo en la protección de los derechos humanos. En este sentido, señala que la lucha entre administraciones por las competencias y el discurso polarizado da lugar a generar una frontera basada en «la gestión del sufrimiento» y la «normalización de la muerte».